9 Octubre 2010
Al día siguiente de llegar a Guatemala, fuimos a Chicabracan. Al llegar fue bueno ver a mucha gente esperándonos, ya que la última vez que fuimos no llego ni una persona, porque era el día de la Independencia de Guatemala (15 de Septiembre). Casi al final de la clínica, Daniel checo a un hombre del cual no recuerdo el nombre, pero nos dijo que a veces cuando está trabajando en su casa o platicando con alguien comienza a gritar muy fuerte y a veces a causa de eso pierde la conciencia.
Al preguntarle desde cuando pasa eso, nos dijo que desde que su esposa, mamá y dos hijos murieron en la Guerra Civil. Nos conto que una vez escucho que los soldados estaban cerca del lugar en donde vivía, y les dijo a su esposa y mamá que se tenían que ir antes de que los encontraran y les hicieran algo; pero ellas no quisieron por miedo. Entonces el tomo a sus otros dos hijos, los mayores y dejo a los dos más pequeños con ellas. Después cuando regreso a verlos ya habían muerto, nos dijo que al parecer habían salido de la casa y se habían escondido atrás de unos árboles y arbustos, pero los soldados les lanzaron una granada.
Después de que su hijo y él los vieron muertos, sintieron un dolor muy fuerte en sus entrañas. A veces el recuerda esa escena y comienza a gritar, mientras que su hijo tiene ataques epilépticos. Le preguntamos si él asiste a una iglesia, nos respondió que el asiste a la iglesia católica; así que Daniel y Sally le dijeron que solo Cristo puede ayudarlo en la situación en la que esta, y lo bueno es que pudimos orar por él y esperamos verlo en dos semanas.
Ello nos conmovió mucho. Pero también algo que me conmovió el corazón ocurrió en otra clínica que se encuentra como a una hora y 40 minutos de nuestra casa. El sábado en lugar de ir en la camioneta a Canillá fuimos en la moto, ya que a causa de cinco días nublados y lluviosos era el mejor medio para poder llegar a esa clínica. Después de muchos hoyos, canales hechos por el lodo y lugares muy resbalosos llegamos a Canillá. Cuando nos dijeron que habían llegado más de 40 mujeres embarazadas por su ultrasonido nos pusimos a trabajar rápido.
Mientras leía la tarjeta de una de las últimas señoras, me di cuenta que ella y su esposo habían perdido a dos de sus tres hijos en un derrumbe. Eso me dio tristeza, pero al ver el corazoncito de su cuarto bebé en camino, les dije, ahí está su otra bendición, y ellos alegres me dijeron si ya viene una bendición más. Por esas palabras sentí que ellos estaban confiando en Dios y me hizo sentir mucho mejor.
Podemos ver que muchos casos dolorosos existen a causa de los acontecimientos recientes e históricos en Guatemala. Y no solo en este país, sino en todos los demás países del mundo. Pero en cada uno de ellos lo primordial es la necesidad que hay por Dios, ya que Él es quien nos puede ayudar a pasar por medio de cualquier situación que hayamos vivido o que estemos viviendo.
Al preguntarle desde cuando pasa eso, nos dijo que desde que su esposa, mamá y dos hijos murieron en la Guerra Civil. Nos conto que una vez escucho que los soldados estaban cerca del lugar en donde vivía, y les dijo a su esposa y mamá que se tenían que ir antes de que los encontraran y les hicieran algo; pero ellas no quisieron por miedo. Entonces el tomo a sus otros dos hijos, los mayores y dejo a los dos más pequeños con ellas. Después cuando regreso a verlos ya habían muerto, nos dijo que al parecer habían salido de la casa y se habían escondido atrás de unos árboles y arbustos, pero los soldados les lanzaron una granada.
Después de que su hijo y él los vieron muertos, sintieron un dolor muy fuerte en sus entrañas. A veces el recuerda esa escena y comienza a gritar, mientras que su hijo tiene ataques epilépticos. Le preguntamos si él asiste a una iglesia, nos respondió que el asiste a la iglesia católica; así que Daniel y Sally le dijeron que solo Cristo puede ayudarlo en la situación en la que esta, y lo bueno es que pudimos orar por él y esperamos verlo en dos semanas.
Ello nos conmovió mucho. Pero también algo que me conmovió el corazón ocurrió en otra clínica que se encuentra como a una hora y 40 minutos de nuestra casa. El sábado en lugar de ir en la camioneta a Canillá fuimos en la moto, ya que a causa de cinco días nublados y lluviosos era el mejor medio para poder llegar a esa clínica. Después de muchos hoyos, canales hechos por el lodo y lugares muy resbalosos llegamos a Canillá. Cuando nos dijeron que habían llegado más de 40 mujeres embarazadas por su ultrasonido nos pusimos a trabajar rápido.
Mientras leía la tarjeta de una de las últimas señoras, me di cuenta que ella y su esposo habían perdido a dos de sus tres hijos en un derrumbe. Eso me dio tristeza, pero al ver el corazoncito de su cuarto bebé en camino, les dije, ahí está su otra bendición, y ellos alegres me dijeron si ya viene una bendición más. Por esas palabras sentí que ellos estaban confiando en Dios y me hizo sentir mucho mejor.
Podemos ver que muchos casos dolorosos existen a causa de los acontecimientos recientes e históricos en Guatemala. Y no solo en este país, sino en todos los demás países del mundo. Pero en cada uno de ellos lo primordial es la necesidad que hay por Dios, ya que Él es quien nos puede ayudar a pasar por medio de cualquier situación que hayamos vivido o que estemos viviendo.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”
2 Cor. 1:3-5
